martes, 13 de noviembre de 2012

SOPAS DE AJO

Según algunos historiadores, algún tipo de brebaje de parecidas características a las de la sopa de ajo era consumido por los guerreros vacceos, en la zona occidental de la península ibérica, antes de entablar batalla con las legiones romanas. Se trataría de un tonificante caldo que les otorgaba calor, tanto como fuerza, en los gélidos amaneceres castellano-leoneses. Y en la actualidad, ya en plena forma de sopa de ajo, hace las veces de adecuado reconstituyente tras una noche festiva.

Su bajo coste ha llevado a que se la siga considerando una comida "pobre", al igual que en el pasado lo fueron las paupérrimas sopas bobas, destinadas a los pobres de solemnidad, y la no menos indigente agua de borrajas, el caldo sobrante de cocer estas verduras (y que ha permanecido como expresión que denota algo fallido).

Hoy día existe una larga colección de sopas de ajo a lo largo y ancho de la geografía española. Los distintos condimentos que complementan al ajo son diferentes según el gusto de cada zona, contándose entre ellos el huevo, el tocino y el jamón, pimiento choricero e incluso se puede enriquecer con bacalao (el resultado es conocido como zurrukutuna).

Texto extraído del libro "Las Mejores Recetas de la Historia".

No hay comentarios:

Publicar un comentario